miércoles, 27 de enero de 2016

LA EXPERIENCIA ES UN GRADO

Hace poco se derogó, en Madrid, un injusto Decreto (el famoso 42) que buscaba castigar a unos docentes que se habían manifestado a favor de la Educación Pública: los interinos. Para quien no lo sepa, o se deje engañar, los interinos son docentes que han aprobado los exámenes alguna vez (o todas), pero no han pasado a formar parte del cuerpo fijo por diversa causas (pocas plazas , poca experiencia). Esos interinos han ido cogiendo experiencia -que si en cualquier empleo es relevante, aún más en la docencia, pues en ningún máster enseñan la realidad de las aulas- trabajando año tras año. Por tanto, se ve claro que un interino tiene no solamente los cocimientos de su materia, sino los que la experiencia le va dando para resolver los problemas que puedan aparecer en el aula. Es el camino natural para ejercer esta profesión. Por eso es sorprendente que se ataque a esos docentes interinos; todo aspirante a docente -para ser lo mejor posible- ha de pasar por ese trance antes de conseguir una plaza. Lo que es bueno para un interino lo es para un aspirante, pues su camino pasa (y no hay que ser muy listo para darse cuenta) por serlo también. De manera que hemos de intentar conseguir que el interino (especialmente en comunidades como en Madrid, laboratorio de lo que se piensa hacer en el resto del Estado, no nos engañemos) deje de estar sumido en la precariedad, a la que se destinará también  a los aspirantes en un futuro.

Parece que hemos olvidado que todos somos parte del mismo equipo y que tenemos que ir cada uno subiendo los peldaños poco a poco, no saltar de primero al último, no vaya a ser que el golpe sea peor.

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